lunes, 18 de julio de 2011

Noches Blancas

Por: Elizabeth Acero Matallana.

Recreada a partir de la novela del mismo nombre de Fedor Dostoievski , se construye a través de las edificaciones escenográficas del estudio Cinecitta en la Italia de Visconti, en donde sentimos las construcciones ficticias ,puentes y ríos que no percibimos reales y que tratan de mostrar lo que sucede en las noches de un lugar con gente que usa los puentes, sus parajes subterráneos y aledaños para dormir, para acariciarse, para resguardarse…. y en donde enajenados los personajes protagonistas y solitarios solo se ven a sí mismos .
El afuera, más allá del puente, del rio atravesado , lo representa el lector de novelas policiacas que regala a la protagonista (María Shell ) , una mirada diferente de su abuela , tejedora de alfombras y de tradiciones , en una casa de la que es heredera y que será la futura “ pensión “ tan presente en la filmografía italiana de este periodo.

El presente, lo re-presenta Marcelo Mastroianni, en una actuación impecable y discreta, quien busca lo inalcanzable con alguien, a quien quiere consolar de sus lagrimas y tristezas y a quien conoce en el puente recordando al amado que se ha ido . En las noches que siguen a la espera paciente del regreso fallido, juntos recrean el pasado de los recuerdos de ella, recuerdos que se fusionan con el presente y la promesa de un futuro encuentro.
Y en ese presente llega la danza, en donde se toca con los pies el suelo y podemos saltar y elevarnos al unísono con la música y es en ese instante, donde se dibuja el único encuentro de María y Marcelo. La mejor manera de conocer a un hombre, es bailando con él, y ese baile le permite a María el mejor esfuerzo de Marcelo, y es quizás, el único momento donde Visconti nos genera una sonrisa que puede llegar a carcajada.

Sin embargo, la llegada de lo que desconocemos, “lo que puede ser mejor “rompe la conexión frágil que se ha construido y puede más la necesidad de María de ahondar en lo desconocido.

El presente del Marcelo solitario es el fin de la película, donde el solo puede jugar el papel de un ¡espectador más! en la obra de teatro en la que actúan María y el lector de novelas de ficción.

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